Yo creo que primero pierdes un juego...y alguna que otra palabra de la que después te arrepientes. Luego pierdes el partido completo, y las lágrimas durante meses. Poco a poco te das cuenta de que has perdido la ilusión, y al mismo tiempo las ganas de recuperarla.
Pierdes la sonrisa, los sueños, las metas que te propusiste, los motivos por los que pensaste en ellas, y las lágrimas... de nuevo. Las ganas de conocer, de reír, de contar, de escuchar, de sentir. Pierdes todo... pero taaan lentamente que ni siquiera lo notas.
Te despiertas un día y cuando empiezas a andar sientes que has olvidado tu forma de hacer las cosas. Has perdido tus propias costumbres, y lo peor es que te faltan fuerzas para ir a buscarlas.
No tienes ganas de ver a nadie, ni paciencia para intentarlo. No tienes miedo a nada, porque no te queda nada que perder. Pero tampoco te queda nada por lo que luchar, así que realmente no merece la pena levantarte de la cama cada mañana. Y cuando quieres hacerlo nadie te acompaña. No sabes explicarlo, pero eres consciente de que algo está pasando: has perdido las ganas de vivir. Y, por ahora, no sabes cómo recuperarlas...
No tienes ganas de ver a nadie, ni paciencia para intentarlo. No tienes miedo a nada, porque no te queda nada que perder. Pero tampoco te queda nada por lo que luchar, así que realmente no merece la pena levantarte de la cama cada mañana. Y cuando quieres hacerlo nadie te acompaña. No sabes explicarlo, pero eres consciente de que algo está pasando: has perdido las ganas de vivir. Y, por ahora, no sabes cómo recuperarlas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario